1. Preparación psicológica.
Lo lógico, todo hablado, cómodo, cómplice y sin ningún tipo de presión añadida o forzar la penetración aunque uno de los dos no esté del todo preparado.
2. Preparación física.
Además de condones y lubricantes, nunca descartes el uso de enemas, para ayudar a que esa zona esté lo más limpia posible, lo que evitará posibles infecciones o situaciones algo incómodas. Y claro, pasar de ciertos alimentos como lácteos ese mismo día que te puedan llevar a una sorpresa desagradable.
3. Ejecución.
De igual manera, para una persona primeriza es importante que en la primera ocasión se realice con calma y sin sobresaltos, dejando que las paredes del ano se adapten al pene correctamente y que la persona que recibe pueda sentir el placer que la presión sobre la pared interior le produce. Todo juego previo con la lengua o un dedo es, naturalmente, muy recomendable y de enorme ayuda.
4. Finalización.
Una vez acabado el acto, es importante tener la certeza de que ha sido placentero para ambos. Y, por supuesto, realizar una buena limpieza del pene y el recto, para eliminar el lubricante y cualquier posible resto que siempre se haya podido quedar.
5. Conclusiones.
Con la cabeza fría y una buena rutina, puedes evitar clásicos peligros del sexo anal, como:
Luxaciones
Desgarros
Lesiones inguinales
Infecciones
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